jueves, 17 de marzo de 2011

La Senda de la Estampida












    Un sombrío bosque de abetos se cernía amenazador sobre las márgenes del río helado. No hacía mucho que el viento había despojado a los árboles de su manto blanco, y éstos parecían arrimarse mutuamente bajo la agonizante luz del crepúsculo, negros como un mal presagio. Un vasto silencio reinaba sobre la tierra. La misma tierra era una desolación pura, sin vida ni movimiento, tan fría y desnuda que su espíritu no era siquiera el espíritu de la tristeza. Se insinuaba una especie de risa más terrible que cualquier tristeza: una risa amarga como la sonrisa de la Esfinge, una risa fría como la escarcha y que participaba de una siniestra infalibilidad. Era la magistral sabiduría de la eternidad que se reía de la futilidad y los inútiles esfuerzos de la vida. Era la naturaleza salvaje, el helado corazón de las tierras salvajes del Norte.





1 comentario:

  1. Jack London es el Rey !

    Estoy por la mitad de el libro de "hacia rutas salvajes" y ya vi la película.
    Una historia de vida interesante.Me interesa mucho descubrir cuales fueron sus inquietudes y que lo impuso ha realizar su viaje tan particular.
    Espero que si lo leíste visites mi blog, en el que voy a recorrer los capítulos del libro,poniendo solo los autores citados, y con fotos que yo mismo saque y quiero compartirlas.

    Saluda atentamente un niño perdido que nunca deja de jugar

    ResponderEliminar